Uno de los días más esperados en el viaje, visitar la zona de Magic Wood en Auserferrera, a las 7:00 ya doy vueltas en el saco y no aguanto más, me ducho, almuerzo solo, y hacia las 8:30 se levantan el resto de la tropa.
A las 10:00 ya estamos en marcha, y sin darnos cuenta ya estamos en el aparcamiento de Magic Wood, al llegar vemos como es la zona de acampada, una caseta de madera unos lavabos públicos y 5 Fr S, por noche, y salvese quien pueda, tan solo hemos tardado una hora, y pensábamos que había dos horitas, después de encontrar el camino y ver que el tema de cruzar el río por cables ha pasado a la historia, cruzamos el puente y en poco nos sumergimos en un bosque muy bonito, húmedo, con muchas piedras, todas mojadas, con un pie de bloque por norma irregular y lleno de agujeros y piedras grandes, y al poco damos de morros con el primer bloque “La historia interminable”, un clásico resuelto por Chris Sharma, empezamos con el galimatías de ubicarnos, durante casi una hora hemos caminado, viendo bloques y intentando esquivar agujeros trampa que hay en el suelo.
Cuando por fin decidimos escalar, nos damos cuenta que calentar aquí es duro, que los croquis no están todo lo bien que podrían estar, las distancias entre piedras no son reales y muchos de los bloques marcados no tienes ni idea donde empiezan (nuestro trabajo fue entenderlo).
Con poco hecho hasta el momento, y mucho cansancio, invierto todas mis fuerzas en una línea fantástica, y a punto de resolverla, un fuerte tirón en el brazo me dice, que se te acabo escalar, el dolor va en aumento en la intersección inferior del bíceps, le doy otro pegue (soy un ansias), y ya no soy capaz ni de cerrar el bíceps, podría ser una sobrecarga y en unos días estaría curada, no lo se, lo que si tenia claro es que hoy tocaba reposar, pero cada uno a lo suyo como siempre.
Mi cabreo va en aumento, todavía me quedan cuatro días de estar en Suiza y ya desearía estar en mi casa, entre este dolor y que no puedo escalar por precaución y sentido común, tengo la sensación que se me ha acabado el viaje.
Decido hacer una de las cosas más sensatas para todos y por el bien de todos, recoger todas mis cosas, buscar el camino de vuelta y esperar a mis amigos en el coche, si me quedo merodeando con ellos y viendo como escalan, acabaran odiándome, por mis comentarios de destrucción y cabreo en estos momentos, así que busco otro camino, cruzo otro puente y deshago la carretera hasta el coche, durante dos horas sentado en la colchoneta y viendo a un montón de escaladores pasar arriba y abajo espero a la tropa.
Intento pensar en positivo, “tan solo es una advertencia, por no descansar, un tiron, lo mejor es parar hoy, y ganar tiempo de recuperación”, me tomo un antiinflamatorio, y me pongo el Power Gel que me da calor, de vez en cuando algún pinchazo me dice que no haga tonterías, tampoco he comido casi proteína, algún día carne, porque es lo que había (la idea de comer carne no me entusiasma, como les decía, “pobres animales muertos”).
Llegan mis compañeros y volvemos al camping, cena, y otra buena embadurnada de Power Gel, la tienda huele a réflex, las fosas nasales se dilatan y en general todo el mundo respira mejor, después de cenar, me enchufo al electro estimulador en uno de los sistemas de recuperación, si más no me quedo más tranquilo.
Mañana haber que pasa…
Mañana haber que pasa…
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